Disfrazados con máscaras de hule, los Panzudos, con harta trapazón en la barriga y en el culo, se avientan al ruedo en una suerte de toreobufo a esquivar las cogidas de unos toretes que los avientan al espacio como muñecos de trapo. La iglesia se llena de candelitas y el río, a unos pocos metros, es ideal para echarse un chungún y quitarse el calor y la peda, pero cuidado por que el río Grande es tan manso como traicionero.


.Dicen los que saben que el 2 de febrero es, aproximádamente, la mitad del periodo entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Que el actual culto a La Candelaria en México es una mezcla sincrética del catolicismo importado por la Conquista y de rituales ancestrales a los dioses del agua, que aztecas y mayas realizaban al final del calendario prehispánico- que caía al inicio de febrero- y marcaba la preparación del nuevo ciclo agrícola.
La virgencita de la Candelaria en Chiapas tiene muchas leyendas. Al parecer le gustan los espacios libres y es paseadora. La imagen de Mazatán la encontraron en la playa y dicen los viejitos que no muy le gustaba estar dentro de la iglesia, pues se desaparecía y la encontraban de nuevo en la playa o se salía del templo y reaparecía con arena de mar en sus sandalias. La de Cintalapa también se escapaba de la iglesia y regresaba a la hacienda de Tlacozintepec, en donde apareció por vez primera. Alguien me dijo en Acala que la velita de la virgen representa la luz al final del tunel del invierno que nos lleva, cada año, a la primavera de la vida.
Superándose como ser humano, Bill Murray escapa de su"hechizo en el tiempo"en la mentada película y nosotros, la mayoría de mexicanos, le pedimos a la Candelita que ya no despertemos todos los días atrapados en la misma corrupción que nos cobija, con los mismos políticos y funcionarios, que nada más van de un puesto a otro, repitiendo como bicarbonato;con la misma desidia que nos amarga, con la misma televisión que nos apendeja, con el mismo salario apachurrado; sin el valemadrismo que nos caracteriza y todos los etc. que usted quiera agregarle. Que me atrape el tiempo en medio de la fiesta de la Candelaria, en Mazatán, Cintalapa o en Acala y todos los días me levante al grito de marimba, cochito y trago para bailar zapateados con las galanas mujeres de mi pueblo; para salir de Panzudo - que soló la máscara me falta- y evitar, desde luego, que me coja el toro de la vida y morir de empacho de mojarras o ahogado de bolo en las aguas del Grijalva milenario.